"La educación integral de los jóvenes es ciertamente el mejor oficio, el más digno y el más noble, el que tiene más mérito, el que más ayuda, el más necesario, el más natural, el más razonable, el más grato, el más atractivo, el más glorioso".

domingo, 23 de agosto de 2015


Fotos de San Pantaleón en Roma

Tumba de San José de Calasanz
Patio de San Pantaleón donde los alumnos jugaban

Patio de San Pantaleón
Calasanz


Ya en el siglo XVIII, tras la Beatificación, fueron construidos unos armarios-vitrina que permiten contemplar la gran cantidad de objetos del Santo salvados en los siglos. Dichos armarios se encuentran en la antigua sacristía del tiempo de Calasanz, contigua a su habitación que recibe hoy día el nombre de “Capilla de las Reliquias”. En ella se pueden ver las cosas usadas por el Santo. Sería aquí una lista muy larga: el cáliz, patena y corporales que usaba, su sombrero, el botijo, los libros, la ropa, las gafas, la mascarilla, los sellos, etc. etc. 

Y sobresaliendo sobre todos esos objetos el precioso relicario que da nombre a la Capilla. En él se conservan las vísceras del Santo que se encontraron incorruptas a los cien años de su muerte cuando fue Beatificado. Hoy este aspecto nos puede sorprender, nuestra cultura tiende a ser práctica y perder de vista el valor de los símbolos, sin embargo, solemos guardar recuerdos de nuestros seres queridos; para el cristiano los santos son estos seres queridos que con su entrega, iluminan aún hoy nuestro camino.Las reliquias no tienen poder por sí mismas, nuestra fe, nuestra atención al venerarlas está puesta en el santo.

Se han encontrado intactos: el corazón, el hígado, la base de las meninges en el cráneo y el bazo. Cuando uno realiza una visita guiada a la casa de San Pantaleón en Roma, lugar donde se encuentra la Curia General de los Escolapios y la habitación de San José de Calasanz se puede escuchar una interpretación muy curiosa del por qué se han conservado intactos estos miembros.

El P. Adolfo García-Durán, historiador de la Orden, cuenta que según él, Calasanz nos sigue hablando. Su corazón nos recuerda el amor; la lengua está por la enseñanza, el hígado por la paciencia, la base de las meninges del cráneo por el estudio y del bazo, del que poco se habla, qué mejor símbolo para recordarnos la humildad. Amor, enseñanza, paciencia, estudio y humildad son las virtudes que el Santo Fundador vivió y pidió con pasión a sus hijos que también amaran.

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